lunes, 29 de marzo de 2010

estor-nudos








Las ganas de escribir repercuten desde mi silencio verbal. Unas charlas que profundizan saber al saber mismo, contemplan montañas de espera al cambio.
Cuando desperté hoy, me dí cuenta que entendí. Todavía no lo termino de asimilar, pero sí trato desde la esencia misma de Vanesa, evadir partes oscuras, alternas de la tristeza. Ayudar con ello, a secar lágrimas, saborear golosinas amargas con ese sabor a náuseas intrínsecas...
Qué reto significás eh... Qué reto estrujador de tragos que recorren desde lo más dulce y empalagoso hasta lo ácido de un día bañado en limón.
No sé desde dónde sale la fortaleza. Cuando querés a una persona, digna de entrega de amor, validás decisiones que el orgullo no permite dejar pasar. Y sé que te pasa exactamente lo mismo: trago de orgullo a la mesa tres por favor!
Quizá una princesa rusa debía atravesar esa bendita alteración de egos que tuvimos juntos.
¿Quién te dijo que es fácil? El nudo lo tengo en la garganta, no en los cordones de las zapatillas.
No voy a hacer que supero piedras en el camino por histrionismo puro. Estoy en ese tramo que en la punta de la montaña rusa, te da a lugar por una milésima de segundo el plus de NO PENSAR para disfrutar de la caída.
Simplemente como analizar lo que me pasa a mí cuando estoy cerca de vos, es tarea ardua y valedera de mucho nestún para desecharte como foco de mi atención y recortar básicamente, un universo que no nos encuentra juntos.













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